Según un estudio de Nielsen, el 78% de los usuarios de Internet aseguran estar expuestos a demasiada publicidad a lo largo del día. La publicidad se ha acabado convirtiendo en ese vecino pesado que siempre llama a tu puerta en el momento más inoportuno. Los publicitarios debemos acostumbrarnos a pedir permiso para entrar en la vida de la gente, no podemos seguir interrumpiéndoles, irrumpiendo es sus vidas en mitad de su serie favorita. Interrumpir es un camino equivocado para ganarse la confianza y el respeto de los consumidores. Ese camino sólo llevará a las marcas a alejarse de las personas y a aislarse en una espiral de egocentrismo que les llevará inevitablemente a la invisibilidad. A partir de ahora, los buenos anuncios serán aquellos que se elijan.
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