domingo, 24 de enero de 2010

SOS. Se buscan maestros dentro de las agencias


Pertenezco probablemente a la última generación de publicitarios que tuvimos la suerte de contar con un maestro en quien fijarnos cuando empezamos. Hoy la mayoría de los recién llegados a esta profesión dan sus primeros pasos en agencias pobladas por jefes y compañeros con escasa experiencia. Los jóvenes, sedientos de conocimientos, miran a su alrededor para encontrar referencias en las que fijarse y muchas veces sólo encuentran temor, desconfianza y egocentrismo. Cuando yo tenía unos 25 años, y después de pasar por varias agencias, entré en una agencia llamada C&M, dirigida por antiguos directivos de la mítica Ted Bates. Allí la vida me hizo un precioso e inesperado regalo y el azar quiso que mi camino se cruzara con el de Carlos Serrano, un creativo en el ocaso de su carrera, que marcó mi vida para siempre.
Por aquel entonces - los años de la Barcelona olímpica - yo era un joven creativo que pensaba que mi trabajo consistía en ser ingenioso y que mi sueldo premiaba mi capacidad para producir ideas más o menos graciosas y ocurrentes. En boca de Carlos escuché por primera vez palabras que no había oído nunca hasta entonces: concepto, estrategia, objetivo de comunicación, consumidor...
Carlos había sido el creador de campañas que aún resuenan en la memoria de millones de españoles. Muchos aún se acordarán de “Pezqueñines, no gracias” o “Bimbo. Los frescos del barrio”. Después de más de treinta años, aquellos anuncios aún se recuerdan y son un ejemplo a seguir para muchos.
Por encima de todo, Carlos Serrano era y es un hombre bueno, una persona generosa y abnegada. Como profesional, me enseñó el camino de la responsabilidad, del respeto y de la dedicación. Todo lo bueno que sé se lo debo a él. Mi gratitud es infinita.
En aquellos años, Carlos tenía unos cuarenta años más que yo, había acumulado innumerables experiencias y no tenía nada que demostrar a nadie. Era el maestro ideal y estaba delante de mí. Era imposible desaprovechar esa oportunidad.
Por desgracia, la mayoría de los jóvenes de hoy no tienen la suerte que yo tuve. Las referencias que encuentran a su alrededor suelen ser tan jóvenes como ellos, son creativos temerosos de perder su puesto ante la llegada de un nuevo creativo y necesitados de demostrar un talento que no siempre atesoran. Hoy los jóvenes suelen encontrar en su primer trabajo mediocridad, arrogancia e ignorancia. No son precisamente los ingredientes más adecuados para potenciar su creatividad. Quizás sea un reflejo más de esta sociedad enferma y desorientada, donde la desconfianza y el beneficio inmediato arrinconan cada día al placer de aprender y enseñar.
¡Ojalá los creativos que empiezan hoy tuvieran mi misma suerte! Muchas gracias, Carlos. Te estaré eternamente agradecido.

6 comentarios:

  1. ¡Gracias por tanta sinceridad! Es hermoso encontrar recuerdos tan emotivos y contados abiertamente. Efectivamente, nuestra sociedad muestra síntomas de un vertiginoso declive. Es obvio y lo encontramos a cada paso que damos. Pero también hay cada vez más señales de nuevos y altos ideales y sentimientos. Y este artículo es uno de ellos. Gracias Jesús.

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  2. Pues lo cierto es que tienes razón. Y es una pena. Sobretodo cuando tu jefe se fija más en tus errores que en tus aciertos, y además, tu compañero de al lado, pese a que tiene más conocimientos, los desaprovecha porque no tiene la motivación suficiente, y tú sólo oyes quejas y falta de evolución/perspectiva por parte de los que ya llevan unos añitos... me descorazona bastante.

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  3. Totalmente de acuerdo, solo unos apuntes; quizás todo esto arranca de un problema cultural arraigado desde la infancia, el culto absoluto a la juventud y el desprecio a todo lo que huela a madurez (ya no digo vejez) traducido en prejubilaciones, despidos o pura marginación dentro (y fuera) de las empresas de toda persona que supere los 45 años. Esto sumado a la pérdida y la permanente educación en el desprecio de valores como el esfuerzo, el mérito, el conocimiento, que se traducían en algo tan "casposo" como el prestigio profesional y que hoy ha sido sustituido por el mal llamado "prestigio social" (=económico) traducido en ostentación, imagen, superficialidad, o sea, la nada.
    Resulta una paradoja cruel de este mundo de "comunicación" que hemos creado donde la percepción superficial, cómoda y fácilmente asimilable (homo videns) ha vencido finalmente a la realidad profunda, compleja, que exige esfuerzo para su análisis y comprensión (homo sapiens).
    Morimos de éxito!

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  4. Todo empezó cuando las agencias multinacionales, empezaron a ser dirigidas por directores financieros y no por directores creativos o incluso por directores generales, los cuales instalaron los contratos basura y la "juniorización" empezando a eliminar los profesionales cualificados por recién licenciados exigiéndoles el mismo ritmo de trabajo, pagándoles la mitad o una tercera parte, y sin referentes de los cuales aprender y gestionar este negocio como una profesión.
    Eso si los resultados financieros seguían siendo los mismos o más altos, incluso rebajando costes tal como empezaban a exigir los anunciantes.
    Pasada casi una decada, este es el resultado.

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  5. Y tan arriconado me siento yo que no he empezado y ya estoy asustado. Han sido sólo 6 meses pero me alegro de que tu hayas sido mi maestro. Un fuerte abrazo

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  6. Gracias a todos por vuestros comentarios. Son un gran estímulo para seguir adelante!! Zenkiu!

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